Somos “Loyolas” valientes
llenos de fe y de ilusión,
en nuestro pecho arraiga
el más noble y patrio amor.

Arriba siempre gritemos
que es consigna juvenil:
¡Por la Patria lucharemos
hasta vencer o morir!

Marchar, marchar,
marchar, marchar,
paso a la juventud.
Marchar, marchar,
marchar, marchar,
paso firme y marcial: “Loyola soy”.

La Patria ya nos espera,
defenderla es nuestro afán.
Loyola siempre en la lucha
Por un nuevo despertar.

Marchar, marchar… (bis)

Es la ley que nos rige y nos gobierna
la de ser, ante todo, caballeros.
Ni por ser en la lucha los primeros,
despreciar al valiente contendor.

Mas si adversa nos viene la fortuna,
nuestra ley es seguir con nuevos bríos
defendiendo la enseña del equipo
sin cejar en el ánimo y ardor.

Comienza la lucha
con tren formidable
pero no ser agotan,
pues son incansables.
Y si algún muchacho
flojea o decae,
el Capitán grita: ¡Viva Loyola!
Y el ardor aumenta y vencen al fin. (bis)

¡Hip, hip, hip, hurra!
¡Hip, hip, hip, hurra!

Fundador sois, Ignacio,
y General de la Compañía Real
que Jesús con su nombre distinguió.
La legión de Loyola con fiel corazón
sin temor enarbola la Cruz
por pendón.
¡Lance, lance a la lid fiero Luzbel
a sus huestes en tropel!

De Luzbel las legiones
se ven ya marchar
y sus negros pendones el sol enlutar.
¡Compañía de Jesús
corre a la lid, a la lid!
Del infierno la gente
no apague su ardor,
que ilumina su frente
de Ignacio el valor.

Ya voces escúchanse
de tropas bélicas
y el santo ejército sin tregua bátase
y alza sus lábaros
en la batalla campal.

Fiel presagio del lauro bélico
y de la paz.

Del lauro y de la paz.