«TIEMPO PARA SEMBRAR Y TIEMPO PARA COSECHAR»

(Eclesiastés 3,2)

Familia Loyola: ¡La paz de Cristo!

Estando a las puertas de un nuevo inicio de Año Académico, deseo hacerme presente a través de este medio, para darles la más calurosa y sentida bienvenida a nuestros hijos, al tiempo que comparto mis parabienes porque la serenidad y la mirada de largo alcance sean las actitudes predominantes en casa, que prevalezcan por encima de cualquier otra dinámica, por muy justificada que ésta última pudiera estar.

«NORMALIDAD» Y NOVEDADES

Estoy seguro que todos aspiramos superar lo antes posible el estado de zozobra en que nos hallamos sumidos, a causa de la pandemia. Es una aspiración de la Humanidad entera, y no solo nuestra. Queremos volver a la «normalidad». Por lo que a nosotros respecta, queremos a todos nuestros hijos en las instalaciones del Colegio, cual co-protagonistas de su proceso educativo en todos los ámbitos, aprendiendo de sus docentes y enseñándonos, porque estoy convencido de que todos aprendemos de todos. 

Sin embargo, no nos eludamos. Habrán notado que no dejo de entrecomillar la palabra «normalidad», por la sencilla razón de que nada volverá a ser «normal» después del COVID-19: aun suponiendo que podamos regresar mañana a clases, nada seguirá el mismo curso que tenía antes del 16 de marzo de 2020. El coronavirus nos ha empujado a lo que alguno ha denominado la «educación multimodal». Con otras palabras: a la modalidad educativa presencial habrá que sumarle lo mejor de la modalidad educativa virtual, de manera que nuestros hijos reciban una educación más totalizadora. En su momento, volveremos a las aulas, pero con las manos llenas de todas las experiencias enriquecedoras cosechadas del mundo digital.

En todo este tiempo de pandemia, el Colegio ha dado algunos pasos con la esperanza de ofrecer un mejor servicio. En este contexto, les pongo al tanto de una serie de novedades dadas, o que están en curso de realizarse. Desde el punto de vista del personal, ya está entre nosotros el P. Miguel Centeno en calidad de director del Colegio y Consejero Espiritual de todo aquel que requiera de sus servicios. Asimismo, la Sra. Mariana Quero, representante de tres alumnos nuestros, es la nueva administradora del Colegio. Para un mejor desempeño de sus funciones hemos contratado por tiempo determinado a una contadora y una asistente, como ad latere suyas. Las redes sociales, página web y chat de delegados principales está ahora en manos de la Lic. Rossy Camacho Di Berardo, en sustitución de la Sra. Eli Rossi, quien desempeñó esta tarea con un corazón magnánimo, sin pedir retribución económica a cambio; personalmente, me siento en una deuda perenne con la Sra. Rossi y que aún no sé cómo saldar. También hemos contratado por tiempo determinado al Ing. Jorque Quintero, para que asuma el área de Mantenimiento del Colegio Loyola Gumilla. Por lo que se refiere a la Pastoral, la Ing. Aritzabeth Brito retomará las riendas como coordinadora. En el Departamento de Orientación ha venido a sumarse la psicopedagoga Evelin Valenzuela, con la esperanza de que pueda aparear este Departamento con la Coordinación de Pastoral. El Departamento de Orientación se verá fortalecido con la presencia de la Profa. Luz Marina Barboza, en el ámbito de la psicología escolar. La Profa. María Rosa Rodríguez es la nueva coordinadora de Segundo Año de EMG, así como la Profa. Marlin Duerto ocupará la coordinación de Cuarto Año de EMG. El claustro de maestras y docentes exhibe igualmente algunos cambios, de los que se irán enterando a medida que avancemos en el Año Académico.

Si me refiero al tema de programas y planificación, los horarios formales han sufrido modificaciones que pretenden acoger las sugerencias de ustedes Padres y Representantes nos hicieran en las asambleas de los días 03 al 05 del mes de febrero de 2020. Estos cambios son más patentes a nivel de Bachillerato. De igual manera, fueron revisados los Grupos de Interés, atendiendo siempre sus observaciones realizadas en febrero pasado, y así ofrecer grupos más cónsonos con el proceso educativo. Todos los maestros y docentes están recibiendo un curso de capacitación y mejoramiento en el uso de las herramientas digitales a disposición, de modo que puedan ofrecer un abordaje virtual de las clases acondicionado con los estándares del classroom digital. 

Dirigida la mirada a la infraestructura del edificio, la novedad más significativa está en los trabajos de reparación de los baños para damas de EMG. Esta intervención en los baños nos garantizará asimismo atender la cuestión de la falta de agua para esa zona del edificio, esperanzados en poderla extender al resto del Colegio. Después, logramos sembrar 55 araguaneyes, en sustitución de árboles que cumplieron su ciclo natural, y como símbolo de la celebración de nuestro 55 Aniversario, que estamos próximos a cumplir a finales de mes. Valga la ocasión para agradecer al Rotary Club Puerto Ordaz por la donación de los arbolitos, que, imitando al P. José Gumilla cuando plantó el café en nuestras tierras venezolanas, los «sembramos» para que «crezcan». Los nueve salones de EMG de la planta baja fueron atendidos a nivel de pintura y sustitución de pizarrón, ahí donde era más urgente. El resto ha sido mantenimiento de los estacionamientos, desmalezamiento y poda de árboles caídos o secos, atención de botes de agua, etc., gracias a la generosa ayuda del Sr. Francisco de Freitas y una cuadrilla de Padres y Representantes incondicionales. 

 

RESOLUCIÓN 024, COLEGIOS PRIVADOS Y MENSUALIDAD 

El pasado 02 de septiembre de 2020, en Gaceta Oficial n. 41.956, el Ministerio del Poder Popular para la Educación junto con el Ministerio del Poder Popular de Comercio Nacional, firmaron la Resolución 024 «mediante la cual se establece la metodología especial a seguir para determinar el cálculo de las mensualidades en las Instituciones Educativas Privadas […]  durante las existencias de medidas extraordinarias en virtud del COVID-19».

Esta Resolución 024 recoge los lineamientos de las resoluciones 114 y 027, respectivamente. Como muy bien señala el sumario de la Gaceta Oficial, se trata de medidas extraordinarias dada la pandemia. Exhorto a cada quien a una lectura acuciosa de esta normativa oficial, de modo que se haga una idea honesta de la misma; la honestidad acá —a mi juicio— tiene que ver con la realidad nacional. Es decir, si esta Resolución recoge pertinentemente lo que está en juego hoy en Venezuela a nivel educativo, si es equilibrada a la hora de distribuir cargas, etc. 

Asimismo, el pasado 08 de julio de 2020 apareció en los medios de comunicación social un comunicado firmado por 27 Colegios privados de Puerto Ordaz, donde, entre otras cosas, estos centros educativos expresaban su preocupación y necesidad de aumentar mensualidades, tomando como referencia el dólar americano. A partir de ese momento, han surgido noticias casi a diario, en periódicos y noticieros digitales donde la constante ha sido —siempre a mi parecer— el «corrimiento» de la discusión del ambiente educativo al ámbito de los medios de comunicación, donde la consecuencia más inmediata es que un solo sujeto es capaz de enturbiar procesos, o dar declaraciones no apoyadas del todo en la verdad o sencillamente convertirse en el «vocero» de la comunidad de Padres y Representantes, por el solo hecho de aparecer en una foto. 

¿Qué pretendo con todo lo anterior? A mediados de marzo pensé que, como Colegio de gestión privada habíamos llegado «al fondo», y que lo único que debíamos esperar era un resurgimiento, un nuevo empuje e iniciar nuestro vuelo cual ave Fénix. ¡Nada más lejos de la realidad!

No soy profeta del desastre, pero debo afirmar responsablemente que las cosas se complican a medida que pasan los días, particularmente para un sector que no es prioritario, en el marco de las políticas que el Ejecutivo ha adelantado para afrontar la crisis del coronavirus. Damos gracias a Dios de que se desestimó la sugerencia de iniciar clases con algún tipo de presencia de alumnos en los Colegios; digo «gracias a Dios» porque nos encontramos en lo más crudo y vivo de la pandemia. 

Retomo entonces las dos referencias iniciales: primero, la Resolución 024 bien pronto resultará caduca, porque la realidad «va por el ascensor» mientras que ella «va por las escaleras». Segundo, sectores minúsculos de Padres y Representantes pudieran echar por la borda un proyecto y decisiones de la mayoría de la Asamblea educativa, del Consejo educativo y de la Dirección de un plantel, por el simple hecho de que desean que sus hijos estudien en tales o cuales planteles, pero no pretenden costear los precios de esa educación (o no tienen cómo costearlos). 

¿Qué puedo afirmar del Colegio Loyola Gumilla? La mayoría de Padres y Representantes decidió en Asamblea –en febrero de 2020, para ser más preciso— no solo el aumento de mensualidad, sino el establecimiento de unas normas, porque, dado que vivimos a un país a ras de suelo no es suficiente con aumentar los precios, sino que tenemos que darnos «reglas de juego». Gracias a la aplicación de estas normativas, pudimos saldar nuestros compromisos de sueldos y salarios, permitiéndonos llegar al día de hoy. Si no sabemos mantenernos firmes y consecuentes en estas decisiones ya tomadas, nos aproximamos a un escenario que no sé siquiera describir. 

En el Colegio Loyola Gumilla hay Padres y Representantes que desean un Colegio a su medida, como he reiterado en otras ocasiones; últimamente, me he encontrado con algún representante que ha decidido qué pagar y cuándo pagarlo, amparándose siempre en estas normas de suyo ya desactualizadas por la debacle nacional. A estos Padres y Representantes no puedo menos que repetirles el mismo mantra: 1. Usted pone en riesgo la educación de su hijo actuando de esa forma, porque compromete y hiere hondamente la administración del Colegio al no pagar, o hacerlo tarde; 2. Usted pone sobre los hombros de otros el peso de la educación de su hijo, pues no la está pagando; y eso no es justo; 3. Pagar tarde es igual a no pagar: estamos en un país donde ni siquiera existe un cono monetario en físico. 

En el Colegio Loyola Gumilla hay Padres y Representantes que, ante la imposibilidad de pagar o la acumulación de deuda, nos denuncian ante la SUNDDE, siendo incapaces de acercarse a la Administración, asumir sus responsabilidades y llegar a acuerdos de pago. Aquí también tengo un mantra: 1. Usted decidió voluntariamente inscribir a su hijo en el Colegio; 2. Nuestros hijos jamás han dejado de recibir educación formal de parte del Colegio; 3. Este Colegio escogido libremente por usted conoce, respeta y enseña a respetar las leyes de la República, por muy improvisado que pueda ser un gobierno en materia ejecutiva; 4. Toda renegociación de deuda es pérdida para el Colegio, porque lo recuperable tiene un impacto insignificante en una economía como la nuestra. 

De acuerdo a lo establecido por la Asamblea de Padres y Representantes del 18 de febrero de 2020, no tendríamos necesidad de llamar a nueva Asamblea para establecer mensualidades, sino que deberíamos aplicar las normas aprobadas en Asamblea y ajustar la actual mensualidad de 2.408.103,00 que para el momento en que se estudió representaba $ USA 30, y que a raíz de la COVID-19 anclamos en un dólar referencial del Banco Central de Venezuela a 80.000,00 aproximadamente. Sin embargo, tanto el MPPE como el SUNDDE nos obligan a llamar a Asamblea… virtual. Iremos a Asamblea para ajustar la mensualidad y renovar las normas.

Porque somos sujetos apegados y convencidos de la bondad de la ley, obedeceremos a los entes oficiales. Debemos solventar, no obstante, un problema de índole técnico. Es decir, siendo un poco más de 1.200 familias hay que dar con el mecanismo más apropiado para realizar la consulta. Asimismo, hay que dar con una herramienta que nos permita confirmar la persona/firma con el voto emitido, y algún otro detalle de menor orden que estamos excogitando. De igual manera, se nos pide presentar a esta Asamblea virtual no uno, sino hasta tres y cuatro estructuras de costo. Como es costumbre entre nosotros, estas estructuras estarán en sus manos previamente, para su estudio, observaciones y aclaratorias. 

Lo cierto de todo esto es que no podemos iniciar el Año Académico con estas cifras actuales. Hay quien afirma con cierta ligereza de que debemos bajar los montos de las mensualidades, pues no se está viniendo a clases. Eso es correcto: la ausencia de los chicos y del personal docente abaratan algo del funcionamiento del Colegio, pero la incidencia en el presupuesto es mínima. Por poner un ejemplo: quien considere que, una propiedad se mantiene pagando únicamente el condominio, lo más probable es que el día de mañana se encuentre con ese bien a ras de suelo. El Colegio cerró sus puertas a mediados de marzo de 2020, pero no cesó en sus actividades, manteniendo el personal necesario —en mantenimiento y limpieza, en Administración y Dirección, en Coordinaciones—, bien cuidado, hasta la fecha, y tampoco ha cesado en mantener en la infraestructura ni en el cumplimiento de pagos fijos como podría ser la vigilancia, por decir algo. Este servidor de ustedes, y me disculpo por tomarme como ejemplo, no ha abandonado el Colegio un solo día, desde el 10 de septiembre de 2019. 

El 16 de septiembre de 2020 apareció en Nueva Prensa Digital un artículo del periodista Alvis Herrera, donde, después de haber visitado algunos centros escolares, constató que el Colegio Loyola Gumilla fue el único en iniciar las actividades según lo pautado por el MPPE. Esta noticia deja en mi espíritu una pizca de orgullo, consciente de que todo el esfuerzo sostenido desde septiembre de 2019 se ve coronado con el comienzo puntual de las actividades académicas, incluso en su formato virtual. En simultáneo, esta nota de prensa me entristece sobremanera: la educación en Venezuela está severamente herida, y no se atisban soluciones estructurales en el futuro inmediato.

El mismo día 16 de septiembre de 2020 otro artículo, firmado por Verónica Millán, en Primicia, señala las causas por las que el 80% de los colegios privados debieron retrasar el inicio de actividades: (a) conflictos en la aprobación de las cuotas de escolaridad; (b) morosidad que supera el 50% de mensualidades congeladas hasta el día de hoy; (c) resistencia por parte de padres y representantes a sincerar los costos operativos; (d) campañas de sabotaje de las asambleas por parte de grupos minoritarios de padres y representantes, que obstaculizan los procesos; (e) disminución del número de alumnos; (f) imposibilidad de cancelar la nómina de septiembre. De esta nota de prensa intuyo que, si los padres y representantes no están suficientemente conscientes de lo que educar significa hoy en Venezuela, y no se convierten en aliados incondicionales de la institución educativa, sencillamente están decretando —inconscientemente— la desaparición de la educación formal en un territorio que cada día más se asemeja a un país de posguerra. 

No esperamos vernos en la misma situación antes descrita ni exhibir esas lamentables estadísticas. Ello depende, en buena medida, de Padres y Representantes comprometidos e identificados con la institución. En el Colegio, a diferencia de lo descrito en el párrafo anterior, el número de alumnos no ha disminuido; todo lo contrario. El Colegio ha cancelado siempre, a tiempo, la nómina a sus empleados, danto salarios dignos, si los comparamos con otras realidades, a sabiendas de que vivimos en un país donde se requieren tres meses de trabajo para poder comprar 1 kilo de carne.

Les reitero. No tenemos a nuestros hijos en su Casa Loyola por motivos de profilaxis ante la pandemia; pero esta casa de 34.000 m2 no ha dejado de funcionar hace un buen rato. Y esta casa está de reparaciones porque abriga el firme deseo de que sus hijos vuelvan a habitarla lo antes posible. ¡Amén!

UN CAMINO DE 55 AÑOS

El próximo 30 de septiembre de 2020 cumplimos 55 años. En medio de tantos inconvenientes, es un motivo de alegría que abarca a los más de 5000 egresados de nuestra casa de estudios. Este sueño, nacido en el corazón de unos pocos hombres, inspirados por el carisma de Ignacio de Loyola y José Gumilla, es compartido. Este ideal educativo ha dado sus frutos, y espera continuar dándolos hasta que el Buen Dios disponga otros planes.

En el año 2019-2020 se creó un Comité Pro Aniversario. Se conformó un grupo de Padres y Representantes competentes y plenamente identificados con nuestros ideales. Se dieron unos primeros pasos, tanto a nivel de programación como de merchandising. Sin embargo, todas estas hermosas dinámicas e iniciativas se vieron amputadas por el patógeno.

Lejos de sentarnos sobre nuestras lamentaciones, a lamernos las heridas por no haber alcanzados las metas trazadas, me parece que estamos en presencia, una vez más, de una buena ocasión para rescatar lo mejor de nuestra historia y reproponerla a esta ciudad de casas muertas y zamuros en los semáforos. 

El 55 Aniversario del Colegio Loyola Gumilla es «la» oportunidad en nuestras manos que no debemos dejar huir, para independizarnos definitivamente y así garantizar otros 55 más de celebración. Hace un buen tiempo que no somos un Colegio subsidiado, ni queremos serlo. En este sentido, la independencia del Loyola Gumilla tiene que ver con que son sus Padres y Representantes —junto con eventuales aliados— quienes sostienen el Colegio bajo todo aspecto. 

Por otra parte, haremos del conocimiento de toda la Familia Loyola las actividades que estamos pensando para el día 30 de septiembre de 2020, con la esperanza de que puedan ser lo más participativas posibles, respetando siempre la cuarentena necesariamente impuesta. 

Termino. Hago un balance de estos tres primeros años como Rector del Colegio y me doy cuenta que el recorrido no ha sido sencillo. Les confieso que echo en falta periodos de tranquilidad y sosiego. Inclusive la pandemia me ha descolocado física y espiritualmente. Buscando luces para entender cuanto ha sucedido, me volví a topar con el texto emblemático del Eclesiastés capítulo 3, versículos 1 al 8: «¡Todo tiene su tiempo!». 

Lo más probable es que nos hallemos en el tiempo de la siembra. Es el momento de la semilla sepultada bajo tierra, germinando. El calor del sol la invita al desarrollo, pero el proceso es más bien lento y pasa inadvertido. Sembramos 55 araguaneyes: estoy impaciente por verlos florecer; lo más seguro es que no sea así. Algún ingeniero agrónomo me dijo que esos árboles tardan hasta 6 años en alcanzar su adultez. A este punto, mi paso por el Colegio es para la siembra, no para la cosecha. A este punto, el paso de la Humanidad ante las eventualidades presentes, es también de siembra y no de cosecha. Hay un tiempo para todo. Que este tiempo nos sea propicio, Familia Loyola para cultivar la paciencia activa, hasta que llegue el tiempo de cosechar lo sembrado.

Que el Dios que conquistó a San Ignacio y a José Gumilla, los bendiga a todos ustedes, ilumine sus rostros y les dé la paz.