¡Lo tienen todo, excepto a sus padres¡

 

El título que identifica este artículo, fue publicado en un diario español, el cual trata del abandono emocional de padres ocupados en mantener un status socio-económico, que les conlleva a restar poca atención a los hijos, a sus estudios, a sus dificultades o necesidades socio-emocionales, dedicando su mayor parte del tiempo a la búsqueda de ingresos económicos que les permita disfrutar de un nivel de vida y confort superior, aun bajo el conocimiento del daño y as repercusiones que ello trae al núcleo familiar.

El artículo en cuestión reza como se detalla textualmente a continuación: “Lo tienen todo menos lo imprescindible. Casas confortables, padres con profesiones de éxito, toda la tecnología casera disponible en el mercado, ropa de marca, dinero para gastos, caprichos… Pero les falta algo. Los adolescentes urbanos procedentes de familias de clase media y media alta empiezan a llenar las consultas de psicólogos y pediatras sociales aquejados del mal de la soledad. Han crecido casi por su cuenta, a cargo de cuidadoras ajenas a la familia, y sus padres, ocupados a tiempo completo en mantener el estatus social, carecen del tiempo que ellos demandan. Las consecuencias suelen ser perversas: trastornos de conducta, agresividad, enfrentamientos constantes con los padres… Y también una tendencia al aislamiento preocupante”.

Esta situación muestra la tendencia existente en la actualidad en nuestra realidad. Sin ir muy lejos, a sabiendas de las dificultades que genera la crisis económica del país, existe en paralelo una crisis del hogar, de modelos educativos coherentes para con los hijos, donde dejarlo ser o dejarlo pasar cobra fuerza, la sobreprotección ahoga a los hijos y la flexibilidad está aniquilando el desarrollo de un pensamiento moral  que dista de ser el requerido para fortalecer el carácter, la tolerancia ante la frustración y un desarrollo personal cónsono a las demandas de la sociedad para afrontar las demandas futuras que como ciudadanos les tocará.

Es inquiétante observar y validar como estudiantes de años avanzados en la secundaria, carecen de información relevante del costo de la canasta básica de alimentación  y de la inversión que sus padres realizan para el sostenimiento de la familia, pues muy pocos acompañan a sus padres a realizar compras de alimentos o efectuar los diversos recorridos para conseguir aquello que les gusta ingerir y, otros poco les importa con tal cuenten con sus equipos nuevos de telefonía, zapatos a la moda y por qué no, estar al ritmo de la moda sin pensar las dificultades que todo ello implica, aunado al mantenimiento de conductas que distan mucho de ser razonables aceptables y acordes a una sana convivencia.

La actualidad demanda un cambio radical de actitud, donde cada cual se haga responsable de sus actos y asuma con gallardía sus errores, sin trasladar a terceros la responsabilidad de las consecuencias y, el rol de ser padres es una decisión de vida que debe ser asumida con amor, paciencia, entrega y sobre todo dedicación para cultivar personalidades positivas, hijos felices, conscientes de la realidad propias y de la que les rodea, competentes en lo que hagan, compasivos con el otro y comprometidos con su desarrollo integral donde el respeto, la responsabilidad sean la base de su actuar diario, incentivándoles a cultivarse como buenas personas y siendo solidarios, alejándoles de ese abandono socio-emocional que los pone al borde de conductas y actos que luego es tarde para lamentar y corregir.

Para finalizar, analicemos la siguiente reflexión sin sentirse juzgados, sino como una oportunidad de mejora: «Como en todo, hay que buscar el equilibrio. Pero en las actuales circunstancias no es fácil», comenta Jesús Poveda, psiquiatra de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en patologías de la adolescencia. «Los dos (padres y madre) son a la vez culpables y víctimas. La educación de los hijos es su responsabilidad, pero si no se sabe o no se puede hacer mejor, el conflicto está asegurado. Muchos de estos padres son víctimas, a su vez, de la educación errónea que ellos mismos recibieron, y reproducen modelos difíciles de digerir para los jóvenes de la era digital.».