La NAVIDAD época de reencuentros, de renacimiento, de esperanzas, se convierte en una oportunidad de modelaje, de enseñanza de valores significativos, donde la unión, la paz, el amor, la familiaridad, el compartir y el disfrutar de la compañía y del bienestar de los otros es parte esencial de ese estado de alegría, de felicidad deseado.

Todos los días del vivir diario, son oportunidades de enseñanza en los diversos planos de la existencia humana, instantes de  modelajes que en forma inconsciente o consciente estamos aportándoles a los hijos para que en un futuro inmediato, sepan cómo dirigirse en su camino a recorrer, sorteando todo tipo de situaciónes ya sean fáciles o difíciles en el andar y comprender, donde el actuar basado en principios, valores y actitudes le darán la guía y orientaran los resultados a obtener, sean los esperados o simplemente los indeseados en virtud a los errores a cometer.

Cada Padre o Madre, está modelando a los hijos un camino a seguir, a veces acordado entre ambos, muchas sin acuerdos  formando de esa forma incoherencias que desorientan a los pequeños y estos, en su escaso desarrollado del pensamiento moral van tomando lo que más les impresiona y dejan de lado lo que les cansa o fastidia, siendo esto último, en ocasiones frecuentes, lo más conveniente para su desarrollo ulterior.

¿Y en  navidades cuál será el mejor regalo a dar a los hijos?, ilusamente engañamos a los niños con el mencionado San Nicolás, o la versión tergiversada del Niño Jesús, quien trae regalos materiales para la felicidad de los pequeños, cuando el verdadero significado del nacimiento de Jesús, es la paz, la esperanza en los corazones, la unión y la solidaridad. De allí que el mejor regalo a otorgar, es el modelaje de esos valores esenciales para la existencia humana, donde otorgar felicidad a otros , es dársela a sí mismos en proporción de igualdad.

Pensar en qué es aquello que  será lo mejor a dar a los hijos, está directamente relacionado con  el estilo de vida de los integrantes de la familia, sus actitudes, sus creencias y por ende, a esa visión materialista o humanista que les identifica. Discriminar qué es lo mejor, va a depender de la enseñanza a dar sin sacrificar la alegría de destapar o descubrir el obsequio delicadamente envuelto con amor, para proporcionar momentos de felicidad. El detalle no está en el objeto sino en el proceso de la preparación de la entrega y del significado a transmitir con el hecho, centrando la valoración por encima de lo material.

Así que estimados Padres y Madres, acuerden los regalos a otorgar en forma consciente de qué están transmitiendo con ello, cuál es el valor a modelar y centrar la atención en dejar un mensaje significativo de paz, amor, entrega, compasión, comprensión y unión.

¡Feliz Navidad les desea el Centro de Orientación del Colegio Loyola Gumilla, deseándoles que la paz renazca en sus corazones y dancen la vida de la manos de nuestro maestro Jesús de Nazaret!

Psic. Adriana Salazar