Puerto Ordaz, 16 de abril de 2020
«SABER INTERPRETAR ESTE TIEMPO»
(Lucas 12,54)
A los Padres, Representantes, Responsables
Al personal de Mantenimiento, Docente, Administrativo, Directivo
Estimados todos
¡La paz de Cristo Resucitado!
Hemos dejado atrás la Semana Mayor con sus diversas manifestaciones litúrgicas, a la espera de que hayamos acogido la novedad de la Resurrección de Jesucristo. El fruto que deseo para todos —en consonancia con los tiempos que corren—, es que seamos más fuertes durante esta tribulación, cada día más.
Todo cuanto acontece es definitivamente novedoso para nosotros. Para bien, y para mal. La grave situación mundial a causa del COVID-19 nos ha puesto a prueba. Todo cambió de repente, poniendo en entredicho nuestros cotidianos: el modo de relacionarnos con los demás en el trabajo, si lo hay; las expresiones de cariño, el estudio, que nos toca directamente; el tiempo de ocio y descanso, etc. Lo más grave es que esta pandemia no es que suponga una amenaza para nuestra cotidianidad consolidada —que lo es—, sino que ha causado miles de muertes, dolor, sufrimiento. Hay familias que lloran a sus seres queridos fallecidos sin siquiera poder decirles adiós.
Lamentablemente, esta crisis no se resolverá en poco tiempo, si bien hay opiniones que hablan de ralentización de la propagación, cuando llegamos a unos dos millones de contagiados en el mundo. En nuestro caso, la triste y compleja situación que padecemos, hace más empinada la cuesta.
Teniendo presente, pues, este contexto como telón de fondo, deseo trasmitirles tres decisiones de orden administrativo y un par de consideraciones de fondo con la intención de informar, al tiempo que marcamos pautas en una situación de suyo caótica, de allí que debamos dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que más conviene a la educación de nuestros hijos y la continuidad del Colegio Loyola Gumilla.
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- Hoy, más que nunca, es fundamental mantener las normas aprobadas. El pasado 18.02.2020, la Asamblea Extraordinaria de Padres y Representantes aprobó una serie de normas de funcionamiento; algunas de éstas introducen un mecanismo determinado, en el orden administrativo, aplicable para el ajuste de las mensualidades y consejo educativo, e igualmente funcionante para el pago de las mensualidades y cómo abordar la morosidad.
Es igualmente notorio para todos que el pasado 13.03.2020, el Ejecutivo decretó el estado de emergencia ante la presencia en nuestro territorio del primer afectado por COVID-19. Esta decisión, y las dinámicas sociales e individuales que generó, afectó cuanto habíamos programado, pudiendo aplicar solamente el ajuste de la mensualidad del mes de abril, de acuerdo a lo establecido en Asamblea de febrero pasado. Todo se nos vino encima, sin que pudiéramos aplicar en su integridad cuanto habíamos acordado. Ello no nos justifica para desembarazarnos de las normas aprobadas, sino que nos llama a establecer alguna «salvedad», mientras no se aclare el panorama nacional.
En tal sentido, hemos decidido congelar la mensualidad y el pago del consejo educativo, manteniendo la cuota fijada a finales del mes de marzo 2020. Con otras palabras: para todos aquellos que están solventes con el Colegio, o deben solo una mensualidad, el monto a cancelar mensualmente es de Bs. 2.408.103,00, más Bs. 240.810,30 por Consejo Educativo (se recuerda que el Consejo Educativo se cancela mensualmente, por familia, independientemente del número de hijos o representados que estudien en el Colegio, se paga por uno solo). Esta medida se revisará el próximo 30.04.2020, monitoreando el comportamiento de la divisa extranjera, la nómina del Colegio y el pago de bonos, entre otros. Entiéndase bien, por favor: he dicho «revisar». Es decir, ponderar la medida asumida con el comportamiento de las dinámicas socioeconómicas nacionales, y a partir de la respectiva información, decidir cómo continuar recorriendo el trayecto faltante. Esta misma actitud es la asumida por el Ejecutivo, que revisa periódicamente si mantener o no la cuarentena social, dependiendo de las circunstancias.
Espero que la decisión asumida se entienda en términos de «salvedad». O sea, nos hacemos solidarios con la Humanidad entera que padece esta pandemia; siendo entonces sensibles con esta tragedia, en concreto, anclamos las mensualidades a la actual cuota de abril 2020.
Al congelar los ingresos, consiguientemente congelamos los salarios de todo el personal del Colegio Loyola Gumilla, teniendo como referencia la nómina pagada la primera quincena de abril 2020. El pago puntual de parte de Padres y Representantes, el rol de saltimbanquis que han asumido nuestros administradores y algunos empeños con externos, nos han permitido cumplir con los compromisos de pago de nómina hasta la fecha.
La inmensa mayoría de nuestros empleados se tienen bien ganado su salario. El Colegio asumió en plenitud el mandato del MPPE, incluso cuando esto implique «trabajar con las uñas», en algunos casos. Y porque esta situación supone un reto para todos, de cara a nosotros implica aprender a hacer un mejor y mayor uso de las herramientas digitales, conscientes de que no podemos reproducir el aula en la casa, conscientes de que hemos de flexibilizar dinámicas educativas, favoreciendo el método tanto o más que contenidos de algunas asignaturas, conscientes de que todos hemos de apoyarnos ahí donde la Era Digital aún no ha llegado, por falta de conexión o de instrumentos, o por cualquier otro motivo. Todos debemos darnos una mano en la misión de brindar educación a nuestros hijos en las actuales dramáticas condiciones mundiales.
- Urge llamar la atención sobre los morosos. Al día de hoy, en términos aproximativos y manejando números redondos, la morosidad en el Colegio es:
1450 ESTUDIANTES INSCRITOS EN EL AÑO ACADÉMICO 2019-2020 |
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Número de estudiantes |
Mensualidades sin cancelar |
350 |
2 |
192 |
3 |
77 |
4 |
20 |
5 |
11 |
6 |
6 |
7 |
29 |
8 |
TOTAL: 685 |
Bs. 3.000.000.000,00 de déficit |
Permítanme destemplarme en mis apreciaciones: personalmente no entiendo cómo es posible que un representante que haya escogido el Colegio Loyola Gumilla para darle continuidad a la educación que su representado recibe en casa, deja de cumplir con sus compromisos administrativos, colocando el peso en hombros ajenos, actuando irresponsablemente, pues esta situación juega definitivamente en contra de la vitalidad del Colegio.
Reitero. No hemos dejado de trabajar. No hemos dejado de pagar la nómina, y las deudas propias del funcionamiento del Colegio.
Si nos fijamos en la tabla, el grueso de morosos está representado en 350 alumnos cuya deuda es de dos meses. Es decir, deben marzo y abril 2020. Resalto este dato, pues hoy día morosos empedernidos se cobijan en la pandemia para justificar su actitud para con el Colegio, acusándonos inclusive de insensibles con su situación. El coronavirus tiene un mes de presencia en nuestras fronteras. ¿Qué nos indican los números? Los que deben menos, siendo el número mayor de personas, no entraron en morosidad por el COVID-19, sino que lo eran antes de que éste se decretara. Hoy día, este indeseado huésped intracelular nos ha puesto a repensar a todos en nuestros egresos. Entre éstos últimos hay que contar el Colegio, que no ha interrumpido en ningún momento su misión; lo que sí cambió fue el modo de llevarla adelante.
Ante semejante panorama, hemos decidido congelar la mensualidad y consejo educativo al corte del día 15.04.2020, de manera que los morosos se pongan al día con el Colegio, cumpliendo así su palabra dada. Con otras palabras: para todos aquellos que deben de dos meses en adelante, deberán pagar mensualmente Bs. 3.415.019,10, más Bs. 341.501,91 por Consejo Educativo (se recuerda que el Consejo Educativo se cancela mensualmente, por familia, independientemente del número de hijos o representados que estudien en el Colegio, se paga por uno solo). Porque la morosidad tiene varios rostros, es obvio que cada moroso debe ser tratado de modo distinto, y negociar modalidades de pagos diferentes.
Lo dicho en el punto anterior a propósito de la «revisión» a fin de mes, tomando en cuenta el devenir socioeconómico, aplica igualmente para los morosos.
Toda la verdad sea dicha. Personalmente y desde la Administración, percibimos la buena disposición de un número considerable de Padres y Representantes de cumplir con los propios compromisos pagando a tiempo, informándose sobre las deudas, negociando formas de pago, alternando modalidades, abonos, etc. Hay gente que incluso sostiene becas, deja el «vuelto» por falta de cambio y/o «sencillo» o dinero de baja denominación, conscientes que cada gota cuenta para que el mar exista.
Pagar a tiempo da la justa posibilidad de exigir mayor calidad educativa en las actuales circunstancias: actualización en el mundo virtual y TIC, asignaciones adecuadas con el contexto, comprensión y concienciación de parte de todos, de cara a exigencias y tiempos. A este propósito, he escrito un largo comunicado a maestros y docentes, invitándolos a asumir la estatura educativa de acuerdo a las exigencias que este momento presente les impone.
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En otro orden de ideas, debo referirme a otra realidad lamentablemente presente en nuestra cotidianidad, independientemente de que asistamos o no al Colegio. Estoy hablando de un par de chats cuyos contenidos están manifiesta y permanentemente en contra del Colegio: algunos anónimos, otros con nombre y apellido, destempladamente critican (las críticas justas, ponderadas, son siempre bienvenidas y atendidas), amenazan, denigran, desinforman; en fin, nos abruman.
Lo he mencionado en otras ocasiones: personalmente no leo ningún chat de este tipo y naturaleza, pero estoy enterado pormenorizadamente de los comentarios que allí se mueven y manosean. Por ejemplo: algunas coordinadoras y la Subdirectora Académica deben sumar a las propias vicisitudes —comunes a todos los que vivimos en esta zona—, las amenazas de denuncias y demandas que pululan en esos chats, donde se busca adhesión para linchar legalmente al Colegio, en definitiva.
El COVID-19 ha dado nuevos argumentos de suyo lógicos, pero incorrectos al no contemplar «las dos caras de la luna». Se nos critica por inconsiderados e insolidarios ante esta crisis, con la que deberíamos estar más en sintonía, y tomar en cuenta que hay personas que están sin empleo o sin ingresos; si no hay clases presenciales, por qué no se reduce la cuota asignada para infraestructura, que debemos demostrar nuestra ignacianidad en términos de solidaridad.
¿Y la otra cara de la luna? Estos argumentos esgrimidos valen para todos nosotros. Todos podemos aludir las mismas razones, incluso para no salir de la cama. Y, sin embargo, ni lo decimos ni mucho menos lo hacemos. De parte nuestra, un gesto solidario concreto es mantenernos, exigirnos más y mejor educación en este ambiente, anclarnos en la mensualidad, animarnos recíprocamente desde Pastoral y próximamente desde el Departamento de Orientación. Para quien crea que la asignación presupuestaria a infraestructura supone una diferencia sustancial, lo invito a volver sobre el último presupuesto aprobado y constate lo que ésta implica en la realidad: aún pagamos servicios, especialmente el de vigilancia, por citar uno.
Otro ejemplo del presupuesto. En el ítem «partida de inversiones» está contemplado el de las mejoras de primaria; este monto está calculado para ser cancelado en cinco años, cuando lo cierto es que ya lo pagamos en agosto pasado, pero hay que saldar esas deudas donde comprometimos inclusive nuestra palabra.
He querido abordar el tema con la esperanza de que mejoremos el ambiente, de modo que quienes estamos convencidos de la tarea educativa, no tengamos que habérnosla con ningún tipo de tristeza del corazón, de pérdida de brillo en la mirada, ni mucho menos tener que lidiar con amenazas infundadas. Ojalá pudiéramos lavar con jabón la desazón y la ofensa padecidas, de manera que desaparezcan del mismo modo que desaparece el coronavirus, si lavamos con frecuencia nuestras manos valiéndonos del jabón.
Aprendamos del momento presente. Así como emergió en Mochima una ballena jorobada a finales de marzo 2020, por el «chance» que ha traído consigo la cuarentena social para todo el planeta, démosle el chance al Colegio, siendo más propositivos, arrimando el hombro. Quien considere que el Colegio no está a la altura de sus expectativas a nivel educativo integral, sepa que desde la Directiva hasta el personal de limpieza, nos alegramos sinceramente cuando se dan esos cambios que reportan a la larga, mejoría para la persona en cuestión.
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Termino mi comunicado con dos consideraciones más.
- La primera tiene que ver con la cita del evangelio de san Lucas. La propuse como título pues me parece que ella encierra un instrumento propio de la espiritualidad de san Ignacio de Loyola, enraizado en el evangelio, y del que estamos muy necesitados por estos días: el discernimiento.
Jesucristo se halla en la cúspide de su apostolado. Lo sigue una muchedumbre entusiasmada con su proyecto; en este contexto, el Señor toma la palabra y se dirige a todos en general, y a sus discípulos en particular, trasmitiendo su doctrina. En esta ocasión, nos invita a tomarnos en serio la «lectura de los signos de los tiempos». Es decir, cómo interpretamos los acontecimientos presentes, que nos afectan tanto positiva como negativamente. Nosotros no padecemos pasivamente la realidad, sino que «la leemos» para desentrañar el mensaje, la enseñanza que trae consigo y que deberíamos asumir. Tiene razón el cantante español Melendi, que dice: «qué gran maestro es la vida: nos repite la lección hasta que nos la aprendamos». De eso se trata aquí.
Hay que discernir. Hay que «separar» los acontecimientos, para comprenderlos en profundidad, para luego quedarnos con lo bueno y desechar lo que nos disminuye, nos entristece y encierra. El confinamiento obligatorio podría ser una buena ocasión para hacernos con esta herramienta ignaciana, de manera que la utilicemos con frecuencia en todo cuanto atañe a nuestra vida diaria.
- La segunda consideración tiene que ver directamente con el COVID-19 y el tiempo de Pascua, inaugurado con la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Me atrevería a afirmar que ninguno de los que hacemos vida en el Colegio hemos sido educados para vivir una pandemia y sus respectivas emergencias. Esto valdría no solo para nosotros, sino para otros grupos sociales del mundo entero, y es por este motivo que no terminan de tomarse en serio la epidemia, poniendo en riesgo la propia vida. Sin embargo, es útil recordar que no es la primera vez que la humanidad se ha encontrado ante un evento de este tipo, y lo ha superado.
La fe cristiana, vivida diariamente en sus elementos esenciales, genera la posibilidad de mirar la mano de Dios Padre bueno en todos los acontecimientos, pues nos ama tanto como para resucitar a su Hijo. Podemos así vivir esta misma experiencia, sabia y esperanzadamente: no estamos solos. Nos acompaña y anima el Espíritu de Jesús Resucitado. Debemos discernir su presencia perenne en medio de todos los eventos que nos suceden.
Para los venezolanos, la realidad se complejiza mucho más. La pandemia se extiende en un país a ras de suelo. El Espíritu Santo representa nuestra fortaleza, para valientemente encarar la situación. Seamos Loyola valientes: aprendamos a interpretar este tiempo, y escojamos lo Bueno y lo Verdadero. Fuertes en la tribulación; así lo permita el Señor. Que sea Él quien los bendiga a todos ustedes. Agradezco la paciencia.
Su servidor,
P. Luis Ovando Hernández S.J.
Rector