¡Si cambiamos la actitud todo cambia!

“La Inteligencia Emocional es útil en tiempos de bonanza
e imprescindible 
en  tiempos de crisis” 

Dr. Hendrie Weinsinger

En la actualidad, la palabra crisis se ha convertido en una costumbre, pues son muchos los factores adversos a nivel externo que están impactando a las personas, creándoles desequilibrio emocional, psicológico y conductual, siendo esta última la manifestación de la incapacidad para auto regular el estrés que se vive.

UNA CRISIS es la respuesta a eventos peligrosos o amenazantes, y es vivida como un estado doloroso y de intenso sufrimiento, sin embargo, también es parte de una oportunidad para crecer ante las adversidades, tal cual lo manifiesta el psicólogo Erick Erickson quien sostiene que: “la crisis no solamente contiene un potencial patológico sino que también es una oportunidad de crecimiento y desarrollo…”.

“Es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad del sujeto para manejar (emocional y cognitivamente) situaciones particulares, utilizando métodos no acostumbrados para la solución de problemas y  lograr un estado de adaptación”.

En este sentido, superar este estado temporal requiere de una actitud que potencie un cambio significativo y, que conlleve a redireccionar la mirada a nuevas perspectivas, a aprender a pensar, a analizar las causas de los problemas o conflictos presentes en nuestras vidas, en analizar las distintas alternativas de solución, en considerar las consecuencias de dichas soluciones (positivas o negativas) y prepararnos para tomar la decisión más justa, más productiva y equitativa, donde ponerse en el lugar del otro es necesario, a los efectos de evitar nuevas consecuencias innecesarias y potenciar una sana armonía.

Actitud que implica, mirar desde la abundancia de posibilidades y de lo que disponemos, desde “el vaso lleno” agradeciendo los recursos que disponemos tanto personales, familiares, económicos, intelectuales espirituales etc., y no desde el vaso vacio o medio lleno que nos conllevan a la queja, al reclamo, a la insatisfacción y falta de movilidad para lograr nuevas metas, nuevos proyectos o simplemente, apoyar a aquellos cuyas carencias son tan evidentes, que nos recuerdan las bendiciones recibidas en cada esfera de la vida.

Dispongamos de una actitud positiva, dejar de estar en el mundo mental de la carencia, conectarse con la abundancia y darnos cuenta, de todas aquellas cosas a las cuales nunca les hemos dado la importancia de tenerlas y de las cuales no nos hemos dado cuenta, pero sobre todo bajar la frecuencia mental, detenerse en la frecuencia del corazón y, comprender que “el infierno y el paraíso no es un lugar, sino que es una decisión”.

 

Te invitamos a ver el video que acompaña este artículo: Solo cambié mi actitud y todo cambió.