!Auxilio, mi hijo es irresponsable!

 

La responsabilidad se ubica en la consciencia

Muchos padres de familia constantemente se quejan de que sus hijos no asumen sus deberes de manera responsable, incluso, esto se transforma en una situación cargada de tensión a nivel familiar, donde se inicia un ajedrez entre padres e hijos donde alguna de las partes intenta ganar la partida. Desde los padres de familia la frustración va en aumento hasta que su capacidad de influencia es nula, imposibilitando aún más que el valor de la responsabilidad se eduque de manera efectiva.

Lo anterior nos lleva a replantear las estrategias al formar el valor de la responsabilidad, comprendiendo que el mismo se encuentra ubicado en la consciencia humana, es decir, cuando un padre de familia desea aumentar el sentido de responsabilidad de los hijos primeramente debe aumentar su consciencia. Es imposible que exista responsabilidad sin consciencia, en otras palabras, para hacer crecer la responsabilidad hay que hacer crecer la consciencia.

Podríamos anotar que la consciencia tiene relación con la capacidad de reflexionar y valorar ante todo las consecuencias de los actos, siendo ese estado de conexión el que permite involucrarnos con las situaciones de manera tal que elijamos nuestras acciones. Algunos autores plantean que la palabra responsabilidad proviene del latin que significa “habilidad de responder”. Por su parte el diccionario de la Real Academia expresa que responsabilidad significa “Obligado a responder por algo o alguien”, por tanto los padres de familia deberán en buena teoría aumentar esa capacidad de respuesta a través de las diferentes etapas del desarrollo.

Señales de alerta

Uno de los valores en los cuales los padres de familia deben invertirse en la formación de los hijos es el valor de la responsabilidad, ya que este estará presente a lo largo de su vida y en todos sus escenarios. Es importante identificar algunos síntomas que reflejan que el valor de la responsabilidad no está siendo internalizado en los hijos e hijas:

  1. El hijo no cumple con ciertas tareas familiares asignadas
  2. El hijo no cumple con las tareas y proyectos escolares
  3. El hijo realiza las tareas familiares y escolares porque se le amenaza constantemente
  4. El hijo cuando lleva a cabo sus deberes lo abandona si se convierten en deberes complicados o displacenteros
  5. El hijo al tomar decisiones no toma decisiones analizando las diferentes alternativas, escogiendo la conveniente
  6. El hijo no asume las consecuencias de sus decisiones, no reconoce sus errores
  7. El hijo no respeta las reglas impuestas

La triada de la Responsabilidad

La responsabilidad se sostiene a partir de tres elementos que los padres de familia deben estimular de manera intencional:

  1. Visión de deber: los deberes son obligaciones, los cuales están presentes a lo largo de todas las etapas del desarrollo, sin embargo, hay padres de familia que presentan dinámicas familiares y estilos de crianza que colocan a los hijos en una posición de confort, donde los deberes son asumidos por los padres dado su estilo sobreprotector. Incluso en ocasiones es el propio padre quien asume las consecuencias de los deberes no realizados por los hijos, por ejemplo: ¿has visto a los padres que le realizan las tareas a los hijos?
  2. Autonomía: esta cualidad se estimula desde la primera infancia de los hijos y se manifiesta cuando empiezan a caminar y a independizarse de los padres; toman sus decisiones y en ocasiones si no existe en el entorno una respuesta favorable a este accionar se genera una sensación de duda y vergüenza, que le restará autonomía para el resto de su vida sino se interviene de manera específica. ¿Cuántos niños y adolescentes no carecen de autonomía?, ¿A cuántos de ellos hay que insistirles en sus deberes para que los lleven a cabo? ¿Será eso autonomía?
  3. Rendición de cuentas y consecuencias: cuando en una familia los deberes no están asociados a un proceso de rendición de cuentas, posiblemente se limita la interiorización de los deberes en los hijos e hijas. Todo hijo debe comprender que en algún momento deberá dar cuentas por sus acciones o por sus inacciones, esa consciencia es la que culmina la posibilidad de que el valor de la responsabilidad se manifieste.

Estos tres aspectos los podemos trasladar al plano espiritual, Dios en el libre albedrío que nos entregó a los seres humanos, nos permitió ser autónomos, es decir, administrar nuestra libertad, sin embargo, nuestro Padre Celestial, nos recuerda constantemente nuestros deberes cristianos, generándonos consciencia de que en algún momento de la vida tendremos que rendir cuentas de nuestras acciones, por lo que surge una pregunta: ¿estamos administrando nuestra propia vida de manera responsable?

Articulo tomado de: Lic. Wagner Eduarte en Disciplina